Thursday, November 11, 2004

Otro Fragmento De Novela Que Escribí Hace Un Buen

Nancy:
En la foto es delgada. Está a varios metros de distancia así que es imposible reconocer su rostro. Podría ser ella, (¿quién sabe?) pero en la foto definitivamente no es gorda.
- ¿Eres la de la derecha?
- Sí, ¿Por qué nadie me cree?
Y ríe de una forma muy ensayada y bastante creíble.
- ¿Cuándo te tomaron esta foto?
- Hace como un año. En el viaje que hicimos al terminar la secundaria.
La persona que mira la foto usualmente asiente con la cabeza y se la regresa sin tener ningún comentario que decir. Lo que usualmente piensa es: "¿Y como chingaos le hiciste para ponerte tan gorda y tan culera en un año?". Los más audaces dicen: "No te pareces".
"Has cambiado mucho".
Ella guarda la foto en una bolsita especial de su mochila, de fácil acceso. Se le ha enseñado a todo mundo, a la menor provocación:
- Sí, el viaje que hicimos en tercero estuvo padrísimo, deja te enseño unas fotos que tengo.
En clase Juan Pablo me murmura en el oído:
- No mames, güey. Mira eso.
Estamos sentados detrás de ella y su blusa se levanta unos cuantos centímetros sobre su pantalón. Vemos que tiene una sólida (de metal) y muy apretada faja alrededor de su cintura. Por los bordes la grasa se desparrama, como globo lleno de agua. Su piel oscura y gruesa. Me da asco. Me siento un poco mal por eso.
Atrás de mí oigo a un par de chavas (guapas) que miran en la misma dirección y ríen escandalosamente mientras una dice:
- Güey, eso es asqueroso.
Ella oye las risas (no hay forma de que no las oiga) y se da cuenta de la razón. Sin voltear atrás (y muy casualmente) se acomoda la blusa. Las chavas ríen más fuerte (y nosotros también) y ella sigue atenta a la clase.
Un día cualquiera en la escuela. Llega una persona cualquiera. Ella se le acerca rápidamente y:
- Estas son las mañanitas que cantaba el rey David…
La persona cualquiera se saca de onda. Ella le entrega una tarjeta, (o) unos chocolates, (o) algún muñequito de peluche, (o) un perrito de plástico con un corazoncito que dice: "Te quiero mucho".
La persona cualquiera le agradece. La gente alrededor de la persona cualquiera dice: "Ah, ¿es tu cumpleaños?". Y la persona cualquiera dice: "Sí". Y toda la gente alrededor de la persona cualquiera lo abraza y lo felicita y le cantan las mañanitas y dicen: "Ah, no sabía". Ella desaparece después de darle el regalito y el abrazo. La persona cualquiera no vuelve a dirigirle la palabra en todo el año, ella lo sabe, pero al año siguiente la escena se repite.
Ella se sabe los cumpleaños de todos los del salón y siempre sabe quién es el próximo en cumplir años. La escena se repite en los cumpleaños de todos los del salón excepto en uno.
Nadie sabe cuando ella cumple años. Nadie ha intentado averiguarlo.
Hay que hacer un trabajo en equipo. Todos los equipos están completos. Ella no tiene equipo. Hace el trabajo sola y lo hace bastante bien. Cuando le toca exponer se pone un vestido elegante y se peina de forma diferente (y complicada). Casi siempre le dan una buena calificación. Hay que hacer otro trabajo en equipo. Todos los equipos están completos. Ella otra vez no tiene equipo.
Estabamos platicando con un tipo de otra escuela. Es la misma escuela en la que ella estudió la secundaria. Juan Pablo es el que se atreve:
- Oye, güey, ¿y esta Nancy estaba igual de culera en la secundaria que aquí?
- Sí, güey, bien pinche cerda y bien pinche fea.
La única persona con la que se le veía mas o menos seguido era un marica. Él está en otro salón y platicaban como una vez a la semana. Ella siempre se reía de todas las cosas que él decía. Cuando fue su cumpleaños ella le regaló algo más que una tarjeta. Fueron a platicar al fondo de la escuela, dicen que ella estaba llorando. Desde entonces no se han hablado.
Foto:
Una muchacha de 15 años(?) en medio de un camino de terraceria. A ambos lados del camino hay grandes arboles y una densa vegetación. La muchacha está a varios metros de la cámara y es imposible ver con claridad su rostro. Es delgada.
Yo me pregunto quién es.
Un día un güey se cayó en las escaleras. Prácticamente toda la escuela lo vio. Le gritamos "¡pendejo!" y nos reímos en su cara, le gritamos "baboso" y lo señalamos con el dedo. En medio del ensordecedor griterio, oí su voz detrás de mí. Aguda y desesperada, se alzaba sobre todas las demás. La oí claramente decir: "estúpido, imbécil, pendejo". Gritó como nunca he oído gritar a nadie.
El güey se paró y todos nos callamos. Ella también. Fue y se metió al salón. Se sentó, en medio de un mar de bancas vacías.
Es mi cumpleaños y ella me felicita y me regala una tarjeta que dice: "Sería imposible vivir sin tu amistad". Hay un dibujo de un lindo perrito con enormes ojos vidriosos y una pistola contra su frente. Del cañon sale una banderita que dice: "Pum". Todos los colores son acaramelados y tibios. Le agradezco y esa es la primera vez que hablo con ella.

1 comment:

estrictamente personal said...

si lo se, llego demasiado tarde, pero tenia que decirte que es la primera vez que leo tu ahora inmortal blog, y que me parece muuy bueno este fragmento, atrapa el interes, trata un tema universal: gente patetica y como afortunadamente cada uno siente no serlo
ojala tengas contemplado o la hayas terminado, escritura sencilla y clara, que placer!