Monday, June 15, 2009

Chidoguán Y La Maldición Del Tlacoyo de Jade. Final.

Si de algo estaba seguro, era de que esa casa de seguridad era muy insegura. Los seguros de las puertas no servían y seguramente la casa no estaba asegurada. Pero como los vi muy inseguros de sí mismos, para apostarle a lo seguro, no les dije nada.

- Ton's, ¿cuál quieres ver? ¿Depredador 2 o Freddy contra Jason? - me preguntó el líder.
- Ya las vi las dos -contesté.
- ¿Quieres jugar xbox?
- Nah.
- ¿O Maratón? Tenemos el que trae respuestas de opción múltiple...
- Ahorita no, gracias...
- ¡Pues no quieres hacer nada! Parece que te tenemos aquí a la fuerza.

Justo en ése momento tuve una gran revelación:
- ¿Saben qué creo, chavos? Creo que la única razón por la que se dedican al secuestro es para no sentirse tan solos, ¿verdad?

Hubo un largo silencio. Todos los secuestradores se miraron los unos a los otros y, casi al unísono, se echaron a llorar desconsoladamente. Yo me les acerque y tuvimos un abrazo grupal.

- Sáquenlo todo, chavos, está bien, está bien...
- ¿Es que por qué tenemos que amenazar de muerte a la gente para que pase tiempo con nosotros? ¿Somos TAN desagradables?
- Claro que no, chicos, claro que no.
- Y cuando los dejamos libres, ¿qué les cuesta llamar para saludar de vez en cuando?
- Sí, sí, yo sé. Pero no pueden tenerlos amarrados en un clóset para siempre. Deben aprender a dejarlos ir y dejar que ellos hagan su vida...
- ¡Es que la casa de seguridad se siente tan sola sin ellos!
- Sí, sí, pero...
- ¡Creo que mutilo gente sólo como una forma de ocultar mi agresividad!
- ¡Dejé que me arrestaran sólo para poder pasar más tiempo con mi papá, que lleva veinte años en el reclusorio oriente!
- ¡Me gusta secuestrar niños para satisfacer mi deseo reprimido de ser padre!
- Le robo cosas a los secuestrados para poder recordarlos después, cómo éste Tlacoyo de Jade que era de... de... Empezaba con erre...

Platicamos de nuestros más profundos temores sin descanso (excepto para ver Depredador 2) hasta que llegó el nuevo día. Para la mañana habíamos creado una conexión tan intensa que nunca nada la rompería. Seríamos hermanos para siempre. Por eso me costó tanto trabajo despedirme de ellos cuando llegó la judicial a llevárselos después de que los denuncié. Todavía puedo ver sus tiernas caritas llenas de sangre y moretones jurando que se iban a vengar de mí.
- Y recuerden que si no aprenden a quererse primero a ustedes mismos, nunca nadie los querrá. En especial sus compañeros de celda -les dije.

Cité a mi bella cliente unas horas después en las canchas de la unidad. Sus ojos se iluminaron al ver el Tlacoyo de Jade.
- ¡Lo encontró! ¿Cómo podré pagarle?
- En abonos, tal vez, guapa... O también acepto puntos Soriana...
- Oh, pero debí advertirle que el tlacoyo posee una terrible maldición.
- ¿Cuál?
- Sobre quien lo encuentre caerá la maldición de no recibir ningún pago por haberlo encontrado.
- Pero...
- Olvídalo, Chido, esto es Villa Coapa.

Se alejó de mi rápidamente a pesar de sus evidentes reumas, su pesada andadera y sus avanzadas cataratas. No me importó. Nos volveríamos a encontrar, lo sentía en mis entrañas. Tal vez no hoy, ni tampoco mañana, pero sería pronto. Y probablemente sería en la cola de las tortillas.

Hemingway dijo que el mundo es un lugar maravilloso y que vale la pena luchar por él. Es que nunca conoció Coapa.