Contrato Social.

Por fin pude conseguir una copia del famoso Contrato Social que todos tácitamente accedimos a cumplir por el sólo hecho de vivir en sociedad. Transcribo aquí algunas de las cláusulas que más me llamaron la atención.

CLAUSULA TERCERA.- LA SOCIEDAD se compromete a otorgarle AL BENEFICIARIO un apodo que haga mofa del más notorio de sus defectos físicos, asegurándole un complejo de inferioridad y una baja autoestima de por vida.


CLAUSULA NOVENA.- LA SOCIEDAD accede a pasar por alto todo tipo de desfiguros, intentos de ligue inapropiados y cualquier tipo de actividad que ponga en duda su inclinación sexual, siempre y cuando EL BENEFICIARIO las haya realizado estando bien pedo.


CLAUSULA DECIMA.- LA SOCIEDAD se reserva el derecho de reprender AL BENEFICIARIO en caso de que éste último incurra en alguna de las siguientes faltas:

a) Traer un mocote duro atorado.

b) Poseer un disco (el que sea) de Ana Gabriel.

c) Rascarse la cola en público.

d) Usar calcetines de vestir con chanclas.

e) Escribir en un blog.

CLAUSULA DECIMA PRIMERA.- Los castigos que LA SOCIEDAD puede aplicar AL BENEFICIARIO por incurrir en alguna de las faltas citadas en la cláusula décima son:

a) Ley De Hielo.

b) Negarle su Abrazo de Año Nuevo.

c) Ley de Aceite Hirviendo en la Cara.

d) Ley de Stefan-Boltzmann.

CLAUSULA DECIMA TERCERA.- LA SOCIEDAD pasará por alto los defectos, las perversiones y la oligofrenia DEL BENEFICIARIO sólo en caso de que:

a) Tenga un chingo de lana.

b) Sea un político caca grande.

c) Salga en la tele.

CLAUSULA DECIMA SEPTIMA.- LA SOCIEDAD hará todo lo necesario para hacerle la vida imposible, ponerle todos los obstáculos y, en general, tratarlo de la verga si EL BENEFICIARIO es:

a) Gay.

c) Pobre.

d) Indígena.

e) Nerd.

CLAUSULA VIGESIMA SEGUNDA.- LA SOCIEDAD accede a decir que los hijos DEL BENEFICIARIO son bonitos sin importar que tan feos estén siempre y cuando EL BENEFICIARIO acuda a las bodas, bautizos, quince años y funerales que LA SOCIEDAD celebre.

CLAUSULA VIGESIMA SEXTA.- EL BENEFICIARIO deberá recibir, al momento de su muerte, un reconocimiento por parte de LA SOCIEDAD de lo re buen pedo y chingón que era, sin importar lo pendejo y culero que EL BENEFICIARIO haya sido. Este reconocimiento no tiene ninguna validez durante el tiempo que EL BENEFICIARIO se conserve vivo.