Scrutch, aterrado por tan abominable aparición, se tuvo que comer un bolillo duro para pasarse el susto. Lamentablemente el bolillo duro vía oral no sirvió de nada, así que tuvo que administrarse una inyección de .5 mg de bolillo duro vía intravenosa y sólo así recuperó la calma.
- ¡Qué pesadilla tan real! Todavía puedo oler su pútrido aroma y oír su gutural voz.
Así que Scrutch quitó el disco de "The Best Of Bob Marley" y tiró las sobras de pescado relleno de mariguana que había cocinado la semana anterior.
- Así está mejor.
Scrutch tenía tanto sueño que hubiera podido dormir con un caballo. Y soñar con un caballo (no con el que se durmió, otro). Y despertarse con otro caballo (como solía ocurrirle muy a menudo a Beto Cratchit).
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que fuera despertado por otra macabra aparición: Mandibulín, el tiburón baterista de Los Neptunos.
- Bestia horrenda, ¿por qué osas irrumpir en mi morada?
Mandibulín permaneció varios segundos en silencio.
- Contesta, ¿qué esperas?
- Espero a que la gente termine de ver el video linkeado a mi nombre.
Pasaron varios segundos más.
- Ya. Soy el Fantasma de las Semanas del Tiburón Pasadas y vengo a mostrarte todo lo que te has perdido por no celebrar ésta maravillosa fecha.
Scrutch tomó la aleta de Mandibulín y de pronto aparecieron en la extraña época de 1989. Se encontraban en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, donde un joven Scrutch empezaba sus estudios sobre la colitis en los camarones.
- ¿Recuerdas éste día, Scrutch?
- Claro, cómo olvidarlo. Éste fue el último día de la primera Semana del Tiburón de la historia.
- Sí y también fue el día que se murió tu mamá.
- ¿En serio? Mira, qué coincidencia.
El joven Scrutch se abría paso, distraído, entre un nutrido grupo de gente que se preparaba para ver "Shark after Dark" y así concluir las festividades. Una hermosa chica, Julie, se acercó, ansiosa, al joven Scrutch.
- Scrutch, hola.
- Ah, hola - dijo, aburrido.
- Me preguntaba si querías hacer éste Test para saber qué tipo de tiburón eres. Yo soy un Tiburón Martillo... Digo, una Tiburona Martilla... Jejeje, o sea, porque soy mujer... porque no tengo pene... Puedes checar, si no me crees... - musitó, nerviosa.
- Lo siento, pero estoy muy ocupado trabajando en un supositorio para camarones.
- ¿En serio? Pero qué interesante, cuéntame más...
- No tengo tiempo, debo seguir con mis experimentos. Los camarones no se van a poner esos supositorios solos. Excepto uno que es un poco... peculiar... Adiós.
- P-pero...
El joven Scrutch se alejó mientras Julie lo miraba, triste.
El viejo Scrutch y Mandibulín regresaron al presente, al desolado cuarto de donde partieron. Scrutch meditó algunos segundos hasta que dijo:
- Sí, sí, ya entiendo, la Semana del Tiburón no trata en realidad sobre tiburones, si no sobre la amistad e intimar con la gente que queremos y crear nexos emocionales que durarán por...
- ¿De qué chingados estás hablando? ¡A esa vieja te la pudiste haber cogido hasta por las orejas! ¡Ella estaba dispuesta a hacer cosas muy sucias contigo! ¡Mujeres tan perversas como esas no abundan! ¿O qué? ¿Eres puto?
- Eh, no...
- ¿Seguro?
- Eh, sí...
- Aguas, te voy a estar checando, cabrón. Y prepárate, que al rato vas a ser visitado de nuevo...
CONCLUIRÁ...
Monday, August 31, 2009
Saturday, August 15, 2009
Un Cuento De La Semana Del Tiburón.
Para Evelio Escrutch, la Semana del Tiburón no era más que un descarado truco publicitario para aumentar los ratings del Discovery Channel y vender tarjetas de Hallmark y repelente de tiburones. Cuando se topaba con una feliz familia haciendo los preparativos para disfrutar de un maratón de "Escuadrón Escualo" o "Cuando Los Tiburones Atacan", él no hacía más que refunfuñar y murmurar en voz baja: "¡Tiburones!, pfff. Pinches pescadotes pendejos, se creen muy inteligentes".
Scrutch dirigía un laboratorio donde estudiaba los efectos de la colitis en los camarones pacotilla. Su único ayudante era Beto Cratchit, un hombre humilde y trabajador que gustaba de las peleas de gallos y de los videos de tipos que cogen con caballos.
- Señor Scrutch, ¿me daría permiso de salir temprano hoy para ver con mi familia "Misterios de la Costa Tiburón" en el Discovery Channel?
- No.
- Pero señor Scrutch, mañana es el último día de la Semana del Tiburón y...
- Te creía más inteligente, Beto. La Semana del Tiburón es el fiasco más grande desde las fotos de la revista H con Sara Maldonado.
- No, señor, ¿sabía que un gran blanco puede oler una gota de sangre en una alberca olímpica?
- ¿Y tu has oído sobre la medusa irukandji de Australia? Una gota de su veneno puede matar a veinte elefantes en dos segundos, ¡Dos segundos, Beto! Sin embargo, ¿cuándo le han dedicado una semana a la medusa irkandji? ¡Nunca! ¡Ni un triste día al año tiene!
Beto Cratchit guardó silencio, avergonzado.
- Pero es que mañana es la operación del Pequeño Tim...
El Pequeño Tim era el hijo de Beto, un niño pequeño, flaco y debilucho que había nacido sin un testículo, dicha ausencia le provocaba un desequilibrio general que le causaba que caminara chueco, apoyado en una vieja muleta que le regalaron en un mitin del Partido del Trabajo.
- Por fin encontramos un testículo compatible y la huevoplastía lo tiene muy...
- ¡Silencio, Beto! ¡A trabajar! ¡Los cólones de éstos camarones no se van a inflamar solos!
Como todos los días, Scrutch y Beto trabajaron hasta muy entrada la noche.
Camino a su casa, Scrutch se cruzó con un grupo de vecinos que recorrían todas las casas de la cuadra cantando "Tiburón a la vista", como parte de las festividades.
- ¡Feliz Semana del Tiburón, Señor Scrutch!
- ¡Semana del Tiburón mis nalgas! ¡Háganse a un lado, barbajanes!
Scrutch vivía solo en un enorme y lúgubre departamento de infonavit de cuatro por cuatro. Después de cenar unas insípidas sincronizadas Tía Rosa, fue a acostarse, todavía oyendo a lo lejos los cantos relacionados con tiburones de los vecinos.
A media noche una tos seca y escalofriante lo despertó. Un penetrante aroma a salón de la Facultad de Filosofía inundaba el ambiente. El fantasma de Bob Marley se encontraba al pie de su cama.
- Rastaman, ésta noche serás visitado por tres espíritus: El Fantasma de las Semanas del Tiburón Pasadas, el Fantasma de las Semanas del Tiburón Presentes y el Fantasma de las Semanas del Tiburón Futuras... Samuel, se llama. One love, rasta...
CONTINUARÁ...
Scrutch dirigía un laboratorio donde estudiaba los efectos de la colitis en los camarones pacotilla. Su único ayudante era Beto Cratchit, un hombre humilde y trabajador que gustaba de las peleas de gallos y de los videos de tipos que cogen con caballos.
- Señor Scrutch, ¿me daría permiso de salir temprano hoy para ver con mi familia "Misterios de la Costa Tiburón" en el Discovery Channel?
- No.
- Pero señor Scrutch, mañana es el último día de la Semana del Tiburón y...
- Te creía más inteligente, Beto. La Semana del Tiburón es el fiasco más grande desde las fotos de la revista H con Sara Maldonado.
- No, señor, ¿sabía que un gran blanco puede oler una gota de sangre en una alberca olímpica?
- ¿Y tu has oído sobre la medusa irukandji de Australia? Una gota de su veneno puede matar a veinte elefantes en dos segundos, ¡Dos segundos, Beto! Sin embargo, ¿cuándo le han dedicado una semana a la medusa irkandji? ¡Nunca! ¡Ni un triste día al año tiene!
Beto Cratchit guardó silencio, avergonzado.
- Pero es que mañana es la operación del Pequeño Tim...
El Pequeño Tim era el hijo de Beto, un niño pequeño, flaco y debilucho que había nacido sin un testículo, dicha ausencia le provocaba un desequilibrio general que le causaba que caminara chueco, apoyado en una vieja muleta que le regalaron en un mitin del Partido del Trabajo.
- Por fin encontramos un testículo compatible y la huevoplastía lo tiene muy...
- ¡Silencio, Beto! ¡A trabajar! ¡Los cólones de éstos camarones no se van a inflamar solos!
Como todos los días, Scrutch y Beto trabajaron hasta muy entrada la noche.
Camino a su casa, Scrutch se cruzó con un grupo de vecinos que recorrían todas las casas de la cuadra cantando "Tiburón a la vista", como parte de las festividades.
- ¡Feliz Semana del Tiburón, Señor Scrutch!
- ¡Semana del Tiburón mis nalgas! ¡Háganse a un lado, barbajanes!
Scrutch vivía solo en un enorme y lúgubre departamento de infonavit de cuatro por cuatro. Después de cenar unas insípidas sincronizadas Tía Rosa, fue a acostarse, todavía oyendo a lo lejos los cantos relacionados con tiburones de los vecinos.
A media noche una tos seca y escalofriante lo despertó. Un penetrante aroma a salón de la Facultad de Filosofía inundaba el ambiente. El fantasma de Bob Marley se encontraba al pie de su cama.
- Rastaman, ésta noche serás visitado por tres espíritus: El Fantasma de las Semanas del Tiburón Pasadas, el Fantasma de las Semanas del Tiburón Presentes y el Fantasma de las Semanas del Tiburón Futuras... Samuel, se llama. One love, rasta...
CONTINUARÁ...
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