1.- Llevo más de cinco años tomando diario unas pastillas que entre sus efectos secundarios se encuentra la ginecomastia (o el crecimiento anormal de las mamas en el varón) por lo que diariamente me reviso frente al espejo para ver si me están creciendo las chichis. Una vez me encontré una bolita y pasé un par de días muerto de miedo totalmente convencido de que tenía cáncer de mama. Era un barro.
2.- Pasé toda mi infancia cambiándome a cada rato de ciudad y de casa. A continuación una lista cronológica de los lugares por los que pasé: D.F., Durango, Aguascalientes, Durango, D.F., Aguascalientes, D.F.
3.- Tengo unos pantalones que accidentalmente salpiqué de cloro y que tienen una mancha blanca donde cayó dicho líquido.
Cuando me los pongo, los pinto con un plumón oscuro para ocultar la mancha.
4.- Le tengo pavor (pavor cabrón) a los extraterrestres. La película que más miedo me da: Fuego en el Cielo. El libro: Comunión. La canción: Los Marcianos llegaron ya.
5.- El año pasado fui a la convención de comics de San Diego, pero nomás aguanté un día. Los nerds me intimidaron.
6.- El otro día, mientras veía mi programa favorito (Dr. House), recuperé una memoria hasta entonces reprimida de mi infancia: un día oriné sangre. Recapitulando, la única cavidad por la que me falta sangrar son las orejas.
7.- He llegado a aceptar que perdí la batalla contra mis pelos de la nariz. He dejado de cortármelos y ahora sólo los empujo dentro de mis fosas nasales para evitar sacarle un ojo a alguien.
8.- Cuando era niño siempre me confundían con niña. Afortunadamente eso terminó cuando entré a la adolescencia, a partir de entonces me empezaron a confundir con señorita.