Monday, August 01, 2005

Otro Fragmento De Novela Que Escribí Hace Un Buen

Como tengo un chingo de chamba, no les va a quedar más que soplarse otro fragmento de mi novela erótica de suspense "Los Cien Anos de Soledad". Disfrútenlo con leche.

Federico y el Tomatón:
Tomatón: No tiene padre. ¿Por qué? Quién sabe, pero todos saben que no tiene. Su mamá es una fanática religiosa y hace todo lo posible porque sus hijos también lo sean. Y lo está logrando. El Tomatón tiene una hermana que va en mi salón. Un día me dijo:
- Entonces dime: ¿Quién hizo el sol, las flores, el mar, la tierra? ¿Quién? ¿El hombre?
Todos dicen que el Tomatón es marica. Quién sabe.
Un día un güey que le decían el compa lo estaba molestando, le decía puta y marica y perra y madre y media. El Tomatón fue a buscar al director de la escuela y regresó al salón con él a su lado.
Dijo:
- Fue él, maestro. Él me estaba diciendo cosas.
Y el director le dijo al compa:
- Salte.
Los tres salieron del salón y el director le dijo al Tomatón:
- Ahora te vas a agarrar a madrazos a este güey. Es la única forma de que te deje de molestar, ándele. Hágase hombre. No puedo estarte defendiendo a cada rato.
Nosotros estabamos en clases, pero al oír el escándalo salimos a ver. Casi toda la escuela estaba en ese pasillo, viendo la madriza. Todos gritando y casi todos apoyando al compa.
- Es que les caigo mal a todos.
El Tomatón estaba de rodillas contra la pared, llorando y cubriéndose la cara de los madrazos que todavía le estaba dando el compa. El director los separó y dijo:
- Ya, ya estuvo bien. Y usted, ya aprenda a defenderse.
Con la cara llena de lágrimas y sollozando como niña, el Tomatón fue por su mochila y se fue a su casa.
Todos lo odiaban. No sé como le hacía, pero siempre lograba que todos se pusieran en su contra. Cuando había que decidir algo en el salón, él siempre votaba en contra de la mayoría, complicando todo. Nadie lo defendía, ni su hermana.
No me acuerdo por qué, pero nuestro grupo y el de él tomábamos la clase de Ingles juntos. Apenas cabíamos en el pinche saloncito. El Tomatón se sentaba hasta atrás o a veces no se sentaba porque ya no encontraba ninguna banca vacía (o le quitaban la suya). Un día estaba sentado haciendo un ejercicio que nos había dejado la maestra cuando llegaron las cuatro tipas más buenas de mi salón y se sentaron a su alrededor.
- Hola. ¿Ya terminaste el ejercicio?
- Ya casi.
- Ay, no seas malo, ¿nos lo pasas?
El Tomatón no dijo nada, pero le quitaron el libro y copiaron el ejercicio. Se lo regresaron y ya estaban por irse cuando una tipa dijo:
- Eres bien inteligente. ¿Cómo le haces?
- No sé.
- Oye, ¿y tienes novia?
- No.
- Hmm, a mí me gustaría tener un novio como tú, tan inteligente y chistoso. Eres chistoso, ¿verdad?
- Sí.
Todas rieron y se acercaron de nuevo a él. Tres tipas se sentaron en las bancas a su alrededor y otra se quedó de pie, luego se acercó y le dijo:
- Ya no hay lugar, ¿me puedo sentar en tus piernas?
El Tomatón siempre usaba pants. Ese día también..
Sintió la tibieza y la redondez de las nalgas de la tipa.
- A mí también me gustaría tener un novio como tú.
- Ay sí, estas bien guapo. ¿No quieres ser nuestro novio? Puedes ser novio de todas nosotras.
Y la tipa encima de él empezó a moverse de un lado para otro. Volteó a ver la entrepierna del Tomatón y de volada se dio cuenta de que se le había parado. Luego le dijo algo en el oído a la tipa que estaba a su lado y ella también se asomó y luego todas las demás.
- ¡Ay, pero tampoco te emociones tanto!
Y todas empezaron a mearse de la risa. Se fueron hasta el otro extremo del salón, donde se lo contaron a todo mundo. Las risas llegaban hasta los oídos del Tomatón con la precisión de cuchillos que se clavan en la arena. Se cubrió la entrepierna con una mochila y se fue al baño, donde estuvo encerrado como media hora.
- Es que les caigo mal a todos.
Pero el verdadero terror del Tomatón es Federico.
Federico: Dicen que ya tiene veinte años. Quién sabe, pero sí los aparenta. Vive solo en un departamento cerca de la escuela. Un departamento bastante chido. Tampoco tiene padre, pero su madre maneja una agencia de viajes y tiene un chingo de lana. Aún así, siempre anda pidiendo dinero y siempre lo consigue.
Iba en mi salón y era un desmadre. No tomaba apuntes, sus cuadernos estaban llenos de dibujos de tipas mamando vergas y cosas así, faltaba un chingo, no hacia tareas.
Un día estabamos haciendo un examen. Él estaba sentado a mi lado y me dijo en voz baja:
- Dame tu examen.
- ¿Qué?
- Dame tu pinche examen. Si no te parto toda tu pinche madre cuando salgamos.
Se lo di. Lo empezó a copiar, luego se cansó. Borró mi nombre del examen y escribió el suyo. Luego lo entregó y se fue.
Y me echó bronca porque sacó ocho.
El güey se las vivía en las maquinitas. Era un experto en todas, casi nadie le ganaba. Solo un güey que le decían el Aguigol. Un día, después de perder contra él, le dijo:
- Pues no mames cabrón, me echas pura pinche carrilla.
- Pues qué, güey, así es el juego.
- No cabrón, pero no mames, a pura pinche carrilla no mames.
Le echó otra moneda.
- Pero mira pinche puto, si sigues echando carrilla, vas a ver culero. Nomás te digo güey.
El Aguigol se dejó ganar. Y ya nunca más volvió a jugar contra él.
Un día se cruzó con el Tomatón en un pasillo de la escuela.
- Préstame lana, no seas culera, que ya sé que tú tienes un chingo.
- No traigo.
- Mira, güey, te pido por las buenas, préstame. Si no, no respondo.
- No traigo. En serio.
Federico lo agarró de un pie y lo tiró. Le desabrochó las agujetas y le quitó los zapatos. Salió corriendo de la escuela con el Tomatón detrás de él, con los ojos rojos y gritando:
- Dame mis zapatos, dame mis zapatos.
Federico llegó a un enorme bote de basura y sostuvo los zapatos sobre él.
- Préstame o los tiro.
- De veras, no traigo.
Los tiró.
- Te dije, güey.
Federico regresó a la escuela. El Tomatón se acercó al bote de basura y miró sus zapatos por un largo rato, estaban hasta el fondo. El bote de basura era como de metro y medio, lleno de pañales usados y comida podrida y un pinche olor a mierda. Pero el Tomatón se metió. Sus calcetines sobre mierda y media, su ropa manchada con las paredes del bote. Regresó a la escuela con un olor asqueroso. Entró al salón y alguien dijo:
- ¿A qué huele?
- Es el pinche Tomatón. No mames, ya bañate.
- ¿A qué hora te moriste?
Fue al baño y pasó como quince minutos lavándose. Pero el olor no se iba.
Otro día, el Federico abrazó al Tomatón.
- ¿Quiúbole mi Tomatón? ¿Cómo está mi amigo?
No contestó e intentó soltarse del abrazo.
- Oh, ¿qué pasó? ¿No somos amigos?
Federico lo miró a los ojos y con voz mas sería dijo:
- Ah, ¿así de culero? ¿no somos amigos? Nomás dime, ¿no somos amigos?
El Tomatón contestó en voz baja.
- Sí.
- Así debe de ser. Oye, tú eres puto ¿verdad?
El Tomatón intentó soltarse y alejarse de ahí. Pero no pudo.
- Ándale, ¿para qué te haces? Todo mundo sabe. Y me di cuenta que me estabas viendo la verga el otro día en el baño. Pues te voy a dar chance de me la mames. Pero nada más esta vez, no se te vaya a hacer vicio.
El Tomatón intentó más desesperadamente soltarse, empujó a Federico contra una pared e intentó salir corriendo. Pero Federico lo alcanzó.
- A mí no te me vas a poner violenta, que yo sí te parto tu madre, pinche puta.
Lo sujetó por los hombros y lo estrelló varias veces contra la pared, su cabeza golpeando el duro cemento y un ruido seco y profundo. Comenzó a llorar.
- ¿Y ora? Pues quién chingaos te entiende, primero ahí andas de puta y ahora te arrepientes, pinche barata. Yo que te iba a hacer el favor de que me hicieras una chaqueta. A la verga contigo.
Lo azotó una última vez contra la pared y se fue. El Tomatón se llevó las manos a la nuca y siguió llorando. Yo pasé a su lado.
No dije nada.
Yo solía pensar que un día su hermana iba a llegar bañada en lágrimas a decirnos que su hermano se había ahorcado en la regadera o se había aventado a las llantas de un autobús o se había dado un tiro. Nunca lo hizo.
Un día escuché al Tomatón decir:
- Yo sé que Cristo me ama. Si no, no me hubiera creado. Y sé que algún día voy a estar a su lado, en el cielo. Solo tengo que aceptar Su Voluntad.
A Federico lo expulsaron como tres meses después por no pagar la colegiatura. El Tomatón siguió yendo, diario, aguantando chingadera y media, hasta que la escuela por fin terminó.
A él ya nunca lo he vuelto a ver. Al Federico me lo encontré un día en la calle. Platicamos un rato, como si en verdad hubiéramos sido amigos. Me dijo que había entrado a la prepa abierta y la había acabado en tres meses con promedio de nueve. Y luego:
- Préstame una lana, ¿no?
- No traigo.
- Ándale, préstame... o si no te tumbo tu pinche reloj.
Me tuve que ir caminando a mi casa. No me dejó ni para el camión.

¿Cómo se llamaba el Tomatón?

14 comments:

stelazyne. said...

jojojojo siempre hay uno de esos en la escuela... no pues que mal pedo.

hugo said...

rei muchisimo, me recordaste la escuela. yo era el tomaton. pero era el tomatito. bailaban los tomatitos, muy contentitos, cuando llegó el verdugo, a hacerlos jugo. me cantaban eso y me correteaban, me amarraban al astabandera, se burlaban. y yo sacaba 10 y las maestras me amaban. me llevaban a comer helado al sanborns durante el recreo. y los demas me odiaban mas. y el federico era carlos cadena. era el que tenia los playboys. y me propuso lo mismo, que le mamara la verga. y acepte. lo disfrute. no me golpeo, nos hicimos amigos. je, que chida coincidencia, chido! abrazos.

que predecible mi vida. uosh!

Unknown said...

jajajajajaja por regla general... el no-querido de la primaria... o la secundaria... o la prepa... ah, espera, creo que yo tengo un cuate así en la carrera... :P

Augusto said...

Jajaja, no manches Hugo, tú siempre tienes las mejores anécdotas. Lo de la tienda de antigüedades, lo de tu abuelita y los ratones y ahora ésto.
Debes escribir un libro.

Acayo said...

Jajajaja no chidoguan. Mejor que te cuente sus anécdotas y escribe tu el libro. se van a micha en ganancias. O si no unas mamaditas podrían pagar todo?

hugo said...

with chido, lo que sea...

Octopus Queque said...

jajajja pues acabo de leer el cuento, no dudo que los de Alfaguara te quieran dar un premio o algo así....o sino vete con los de FCE pára que cuandoc ompre tu libro me den el 40% de descuente =D

de algo tenía que servir l puta escuela ¬¬"

jajaja

saludos chidoguan!

Sofía said...

que ponga la novela completa

que la ponga

que la ponga

la noveeeela

la noveeela.


O ya vuelve a posteaaaaar.



El Tomatón es bill gates? o alguien que hizo mucho varo mientras todos lo pendejeaban?

Anonymous said...

Dios me ama

Anonymous said...

Tomaton, dios no existe

Prestame varo o si no te tumbo los dientes

Augusto said...

Hierba Mala:
Nel, que tal si Hugo y yo acabamos igual que Marthita y la esa Wormat.

Buba:
Hace rato que no te aparecías por acá, ¿donde andas?

Sofía:
Como la novela está bien mamona, mejor ya postié algo nuevo. Nomás que vayanselo chiquiteando para que les dure toda la semana.

Tomatón:
Tienes razón.

Federico:
Pero sí me pagas, ¿verdad?

El Mareo said...

¿Y qué pinta en todo esto el prefecto?

Queremos conocer la versión de los hechos del prefecto de piso, podría añadir tensión romántica o simplemente más acción

Lestat el Vampiro said...

Buenisima historia del tomatón!!

Anonymous said...

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